Proyecto N.A.S.A.L. cerró el 2021 con la exhibición del artista peruano Miguel Andrade Valdez titulada Plazas Vacías. Les adjuntamos el texto de la exhibición y el registro cortesía de la galería.
Es cuando vemos algo que caemos. Al piso, enfermos, en desgracia, enamorados. Los dioses y las diosas lo hacían todo el tiempo. Los imperios colapsan y se caen. Los edificios se convierten en el polvo que se asienta sobre lo que vino antes. Polvo somos y polvo seremos, de la Biblia y Bowie. Somos parte de todo lo que vino antes de nosotros.
En la primera sala comenzamos en casa, en la esfera domestica, el núcleo de la familia. Pero no es cualquier familia. En la sala, con las paredes cubiertas de un color rojo profundo, se encuentra el artista y su familia. Pero también es su taller y hogar en Lima, donde se trabaja y se vive la vida. Y al igual que millones alrededor del mundo, también fue el lugar en el cual Miguel Andrade Valdez pasó el tiempo encerrado con su familia mientras la pandemia azotaba. Esto es lo que somos, la unión, el colectivo creativo del taller de un artista. Esto es “nosotros”. Cruzamos el umbral juntos, a través de la pantalla que separa lo privado de lo público. Al otro lado yacen las calles vacías, las plazas desiertas y las paredes silenciosas de la ciudad.
La galería se convierte en una plaza que podría ser visto como un escenario para una obra de teatro, habitado por un par de esculturas monumentales. Una es un personaje de doble cara, elevándose y cayéndose al mismo tiempo, compuesto por lo que parecen ser elementos extraídos de paredes con capas de papel y desperdicios. La otra es Moby Dick, un monumento imponente a una civilización que postula ser la cima del progreso, pero que fue construida sobre el colonialismo y una industria ballenera brutal. Moby Dick representa las ruinas de la actualidad, las interminables montañas de basura alrededor de nuestras ciudades y los bancos de plástico ahorcando los océanos, tan distintas de las magnificas Huacas de las culturas pre-colombinas.
Desde hace muchos años ya, Andrade Valdez ha estado particularmente interesado en las ciudades, los edificios y las manifestaciones urbanísticas de una identidad Latino Americana forjada por las Olimpiadas de México 1968. En pos de una práctica más colaborativa para su trabajo, después de construir su propia casa inspirada en Barragán en el 2014, y de establecer el taller de diseño Taller Tarapacá en el 2019, hace algunos años él y su equipo empezaron a “cosechar” capas de posters viejos de las paredes de la ciudad. Posters anunciando ofertas, conciertos y mensajes políticos, las voces de la calle, pero durante la pandemia las calles estuvieron silenciosas, los mensajes terminaron en un blanqueo, blanco como el cielo neblinoso de Lima.
Habiendo trabajado bajo una modalidad conceptual y abstracta, Andrade Valdez permitió que la figuración regresara a su trabajo, con personajes y narrativas que han estado presentes en su práctica de dibujo. Los objetos de pared hechos de los posters y el papel tienen patrones inspirados por el diseño pre-colombino, los cuales se transforman en rostros tipo-emojis simples. De pronto Sad Face nos estaba mirando desde la pared y abrió la puerta a las emociones más simples y directas. El rostro encontró su camino a las esculturas independientes – quizás siempre estuvo ahí adentro, esperando a ser esculpido, ¿liberado? Y el hombre vuelve a nacer, y emerge lleno de emociones. Feliz, triste, feliz-triste. No tiene que ser más complicado que eso.
La nueva obra de Andrade Valdez se enfoca menos en lo conceptual y más en la creación de un punto de partida para una narrativa. Pero es una narrativa donde él permite que nosotros inyectemos nuestra propia historia, nuestras propias emociones a las obras y a la instalación. Aquí un elemento nuevo; un hombre está cayendo, un hombre está surgiendo. Un monumento se asoma en la plaza, como todos los monumentos llenos de mierda. Las personas de la ciudad están mirando desde las casas como un coro griego. ¿Qué está pasando? ¿Qué deberíamos hacer? Lidia con nosotros, se parte de nuestra ciudad, de nuestra comunidad. Ocúpate de nuestro bagaje histórico, el colonialismo, la política, las historias olvidadas, el plástico flotando en algún lugar del océano. ¿Pero quizás usted tiene otra historia que contar, otra obra de teatro en mente? Bob Dylan, quien tal y como Pitia, profetizó el final de la era Moderna en sus Subterranean Homesick Blues; “Look out kid/It’s somethin’ you did/God knows when/But you’re doing it again”. Pero el joven está bien. El bufón sigue mirando. Entonces caemos. Al piso, enfermos, en desgracia, enamorados. Y no somos héroes sujetos al destino, entonces nos paramos de nuevo, el polvo se asienta y escogemos otro camino. Este es para el futuro.
Sofia Bertilsson, 2021