Q Galería presentó tres solo shows en simultáneo de las artistas: Judith Requene Hurtado “MUNE”, Fernanda Chamba “Susurros” y Daniela Meythaler “Antropofagia Cultural”, las mismas fueron seleccionadas como parte de la convocatoria Bisagra, un espacio destinado a circular y poner en diálogo proyectos de titulación de estudiantes graduados de Artes visuales en la USFQ.
Por medio de este proyecto artístico busco revalorizar a la mujer afro, al mismo tiempo invito a la audiencia a cuestionar las diversas formas de representación de este grupo social. Reconocerme como una mujer perteneciente a la comunidad afro, me ha llevado a preguntarme y pensar en las definiciones de ciertas palabras que constantemente utilizamos al identificarnos, ya sea entre nosotros o con los demás (teniendo en cuenta nuestras raíces, costumbres y tradiciones). Cada parte de la obra es el resultado del aprovechamiento al máximo de materiales brindados por la naturaleza, de mí comunidad, San Lorenzo. El proceso de creación me ha permitido pensar en las posibles maneras de valorar cada aspecto que conforma un todo, como lo somos las mujeres afros; quienes hemos vivido y seguimos viviendo situaciones donde no somos reconocidas. Busco enfatizar muchos aspectos que forman parte de quien soy actualmente, y cómo éstos seguirán estando conmigo con el pasar del tiempo.
La presente propuesta artística aborda el tema de los sonidos que se encuentran a nuestro alrededor, a través de la recolección de audios de personas, objetos, espacios y recorridos que me rodean. Es una investigación artística que trabaja a partir de la siguiente idea: Actualmente vivimos en un periodo en que la vida pasa muy rápido, transitamos sin darnos cuenta de lo que nos rodea y la rapidez ha hecho que seamos personas de paso. Es una propuesta que busca dar un llamado de atención al individuo que viaja rápido, decirle que vaya despacio y se enfoque en lo que se puede encontrar a través del sonido y los distintos lenguajes que este posee.
Grotesco, despiadado y voraz. Antropofagia cultural busca retratar al zombi desde una narrativa local, creando así un imaginario post apocalíptico en el que convivimos con el monstruo. Se construye un puente entre la ficción y la realidad, comparándose con la virtualidad en la que vivimos a diario.
Situarse en la piel del zombi con obras que nos remiten al origen antropológico del muerto viviente, la representación globalizada y finalmente el espectro de ansiedades sociales que se ocultan en él. Es también buscar la naturaleza del ser humano reflejado en un monstruo letal, cuestionarse quién realmente habita al monstruo en el cotidiano y qué tan diferentes somos de la ficción.
