De la incomodidad al desafío: El arte como herramienta para desafiar nuestras perspectivas
A menudo, los seres humanos pensamos en el arte como algo hermoso o inspirador, pero también llega a ser desconcertante y provocativo. De hecho, en el arte que es provocador e incómodo, podemos encontrar un desafío frente a nuestras creencias y prejuicios. Es una oportunidad para examinar nuevas perspectivas y es capaz de dejarnos miradas distintas de la realidad. En este artículo exploramos cómo el arte puede hacernos sentir incómodos y por qué es importante que lo haga.
El arte puede impactarnos de muchas maneras. Nos puede impresionar una pintura que no comprendemos, una escultura que nos hace sentir inquietos, una película que nos obliga a cuestionar nuestras creencias o un performance que desafía las normas sociales. Este arte incómodo a menudo nos hace sentir inseguros, ansiosos o incluso enojados, pero también puede ser valioso porque nos hace reflexionar sobre temas que evitamos o negamos en nuestra sociedad por ejemplo: la injusticia, la violencia, el racismo, la discriminación, la política y la sexualidad.
Dentro de la práctica artística, existen obras como “Piss Christ”(1987) del fotógrafo estadounidense Andrés Serrano. La obra muestra una imagen del crucifijo de Jesús sumergido en una solución de orina y sangre del propio artista. Esta obra ha alcanzado opiniones mixtas, entre quienes ven en la pieza una crítica a la comercialización de la religión y la banalización de símbolos sagrados, y los creyentes que encuentran en esta obra una ofensa a la fe cristiana.
Para el autor de la fotografía, la obra confronta nuestros sufrimientos, miedos y muertes que no son vistos favorablemente en nuestra sociedad. Además, pone en evidencia eventos y dolores contemporáneos de la cultura que son escondidos, callados y marginados, como la confrontación entre la religión y la secularización de la sociedad moderna, la libertad de expresión y el derecho del artista a crear obras provocativas y polémicas, así como la censura y la intolerancia en la sociedad contemporánea.
Como resultado, esta fotografía de Serrano ha sido objeto de protestas y censura en varios lugares del mundo. En 2011, una copia de Piss Christ fue destruida por manifestantes en Francia, y en 2012, la obra fue retirada de una exposición en Nueva York después de que el alcalde de la ciudad y varios líderes religiosos la calificaran de blasfema. Por tal motivo, la controversia en torno a “Piss Christ” ha generado debates sobre la libertad de expresión y la protección del arte provocador. Se han planteado preguntas importantes sobre el papel del artista en la sociedad y su responsabilidad en el impacto que su obra pueda tener en el público. ¿Hasta dónde puede llegar un artista en la representación de temas sensibles o controvertidos? ¿Cómo deben los artistas equilibrar la libertad de expresión y el respeto a las comunidades o grupos que puedan sentirse ofendidos por su obra? Son preguntas como estas las que enriquecen el discurso y permiten abrir nuevos caminos hacia la creación de diálogos diversos.
Al enfrentarnos a este tipo de obras nos podemos sentir desconcertados o incómodos, sin embargo es necesario no rechazar estas emociones de inmediato. Es precisamente esa incomodidad lo que hace tan poderosa a una obra de arte y nos obliga a enfrentar verdades incómodas sobre violencia, xenofobia, libertad, discriminación sistémica, la desigualdad social o la degradación del medio ambiente; empujandonos a considerar nuevas perspectivas como individuos.
Por ejemplo, el performance “Imponderabilia”(1977) de Marina Abramovic, fue una instalación en la que los espectadores debían pasar por una estrecha brecha entre dos cuerpos desnudos. Estos dos cuerpos eran Marina Abramovic y su compañero Ulay. Cada uno se encontraba en un flanco de la puerta y con sus cuerpos llenaban casi todo el espacio de la entrada a la galería de manera que el público al entrar no tenía más remedio que pasar de lado, encarándose contra ellos. La obra fue presentada en varias ciudades europeas y los resultados variaron en cada lugar. De acuerdo a lo publicado en H/A (2021) se observó que los hombres preferían encararse con Marina Abramovic, mientras que las mujeres mostraban una mayor diversidad de elecciones, algunas pasando por delante de la artista y otras de su compañero. Esto se interpretaba como una reflexión sobre la construcción social de género y las expectativas de comportamiento que se imponen a mujeres y hombres en nuestra sociedad.
“Imponderabilia”(1977) es una situación en la que la audiencia debe enfrentarse a su propia vulnerabilidad e intimidad emocional. Al pasar por la estrecha brecha entre los dos cuerpos desnudos, los asistentes se encuentran en una situación incómoda e inusual, en la que su propio cuerpo es expuesto a la mirada y juicio de los demás. Esto puede generar una sensación de desnudez emocional, donde el espectador puede revelar aspectos personales y emocionales que normalmente se mantienen ocultos. En este sentido, la desnudez física en la obra actúa como un catalizador para la exposición de la desnudez emocional de los participantes.
Otra obra de arte provocadora que nos hace cuestionar creencias y perspectivas es “My Bed” (1998) de Tracey Emin, una instalación que representa la cama de la artista después de una depresión y un colapso emocional. La pieza está compuesta por una cama sin hacer, rodeada de objetos personales de la artista, ropa interior, botellas vacías de alcohol y pañuelos usados.Donde tambien se representa ciertas cualidades alegóricas que pueden significar una cama, como el lugar de nacimiento, de sexo y de muerte.
A través de “My Bed”, Emin expone su vulnerabilidad emocional y sus experiencias personales, confrontando al espectador con temas como la soledad, la tristeza y la sexualidad. Al igual que en “Imponderabilia”, la obra utiliza la intimidad para generar una respuesta emocional en el público, quienes se ven forzados a confrontar la realidad de la fragilidad humana.
“My Bed” más allá de generar reflexión en los espectadores también generó debate en el medio artístico. Fue nominada para el prestigioso Premio Turner en 1999 y generó controversia en los medios de comunicación y la sociedad en general. Emin recibió críticas positivas y negativas, donde algunos elogiaron su honestidad y valentía al exponer su vida personal de manera tan explícita, mientras que otros la acusaron de vulgaridad y falta de habilidad artística.
Tracey Emin creó discusión sobre la idea de lo que es apropiado o inapropiado para el arte, y desafió las expectativas convencionales sobre lo que es considerado “bello” o “digno” de ser presentado en una galería o museo.
“El origen del mundo” (1866) de Gustave Courbet, se trata de un pequeño óleo de 33×41 centímetros que muestra un primer plano de un torso y genitales femeninos. En su época, la obra fue considerada escandalosa, obscena y fue escondida de la vista pública durante décadas. Sin embargo, en la actualidad la obra es valorada por su realismo y por ser un ejemplo de la representación del cuerpo femenino en el arte. Actualmente, la obra se encuentra en exhibición en el Museo de Orsay en París.
Como individuos sensibles no estamos exentos de sentir desasosiego e incomodidad frente a este tipo de arte. Estas obras intentan quitarnos esas lentillas desgastadas de los ojos para ponernos unas nuevas. Como dice Serrano: “ la orina, la sangre y la leche no presentan únicamente colores, sino que son una especie de filtros que colorean al mundo y le otorgan sentido a la existencia humana” (Alonso,2004).
La fragilidad de nuestra percepción y nuestra interpretación de la realidad se expone ante el arte provocador. Por esa razón, en lugar de alejarnos de estas obras, debemos permitirnos sentir para cuestionarlas. Podemos enfrentarnos a nuestras incomodidades, miedos, prejuicios y podemos descubrir nuevos caminos para la reflexión y el diálogo social.
En fin, el arte puede ser una herramienta o medio poderoso para cuestionar el status quo y provocar una reflexión crítica sobre nuestras ideas, obligandonos a salir de nuestra zona de confort para cuestionar nuestras convicciones. A través del impacto emocional y su capacidad para desafiar las expectativas, se logra explorar temas sociales, políticos y provocar pensamiento crítico. Como menciona Marina Abramovic, “No necesitamos que el arte refleje la realidad sino que eleve el espíritu”.