‘‘Murmullos’’ fue la exhibición de Ricardo Nugra con curaduría de Giada Lusardi que se presentó el 10 de febrero al 4 de marzo en Casa del Barrio (Guayaquil). La muestra llegó a la ciudad después haber tenido su apertura en N24 Galería de Arte, producto del Premio 570.
Ricardo Nugra es uno de los tres artistas visuales ganadores del Premio 570 Arte Emergente. Este ofrece a estudiantes y graduados de la Carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, la oportunidad de exponer en N24 Galería de Arte en los meses de agosto y septiembre del 2021, además de contar con la asesoría en la concepción y producción de la exposición por parte de ambas instituciones.
Si la selva pudiera hablar… y nosotros supiéramos escuchar
Visitar esta exposición implica detenerse, predisponer el cuerpo, activar los sentidos, estar dispuestos a vivir los tiempos de los árboles y dejar hablar a la selva.
Este Seique tiene grabada la memoria de su geografía, una sinfonía tocada por instrumentos tales como lluvias, pájaros, insectos, carros, motosierras, voces de personas, entre otros.
En 2018 Ricardo Nugra Madero presentó la instalación sonora IKIAMIA SAA AJAMU que en shuar significa murmullos de la selva, en donde invitó al público a morder una rama de un árbol de arrayán para oír los sonidos del Parque Nacional Sangay. Nugra pedía usar la mandíbula para oír y nos proponía una experiencia distinta de la selva, kinestésica y profundamente corpórea.
Este nuevo proyecto artístico retoma aquel interés por escuchar los murmullos de la selva, estos sonidos sutiles, que demandan atención para ser captados, que necesitan que el cuerpo se detenga para ser oídos.
Por esta razón el artista acude a la construcción de un espejo acústico tallado en el mismo tronco de un árbol de Seique que encontró derrumbado para que nos acerquemos a escuchar su historia desde el duramen (parte más interna de árbol que da el nombre a esta obra), y poder percibir el murmullo de este ecosistema frágil y perennemente amenazado por el ser humano.
En Duramen los sonidos de la selva no se idealizan, son los que el artista escuchó cuando viajó en avioneta a la ciudad amazónica de Taisha, ubicada en la provincia de Morona Santiago (la misma provincia de origen del artista), para encontrar este Seique y darle voz.
La historia de la ciudad de Taisha, como la de muchas otras ciudades de la Amazonía ecuatoriana, coincide con la historia de las prospecciones petroleras, que en esta zona iniciaron alrededor de 1939. Desde el año 2016, con la construcción de la primera carretera que une esta ciudad con el resto del país, se ha impulsado una transformación de la economía local, un aumento poblacional y el fenómeno de la deforestación que actualmente pone en peligro estos ecosistemas.
Las fotografías Albura, Líber (I) y (II) nos presentan una visión aérea de este mar verde atravesado por caminos naturales y artificiales, cuales ríos y carreteras, mientras que Taisha y Cambium muestran las variedades cromáticas de los tablones de maderas de seique, canelón y laurel sobre los cuales están transferidas fotografías de árboles-tótems, árboles-torres de Tatlin, árboles-agujeros, árboles-piedras, árboles-siluetas de montañas, y a veces narra la difícil coexistencia entre los seres que habitan estos lugares.
Para el artista la Amazonía es el lugar donde se hacen tangibles los conflictos entre el ser humano y la naturaleza, y al mismo tiempo, se encarna sabiamente el principio de complementariedad. En esta exposición Ricardo Nugra Madero nos invita a escuchar a los árboles, a oír para no perdernos y finalmente nos anima a decodificar las claves para una sana convivencia.
Giada Lusardi,
Quito, septiembre de 2021.