Romance Conceptual es la exhibición de Martina Miño Pérez que se encuentra actualmente en Proyecto N.A.S.A.L. Esta tuvo su apertura el 7 de abril y estará disponible hasta el 5 de mayo.
Anteriormente en Monochrome habíamos conversado con Martina sobre su proceso creativo, puedes leer el articulo completo en el siguiente link.
Romance Conceptual es un paisaje tanto marino como lunar, donde líquido, sólido, y vaporoso coexisten en un territorio común, nuestro cuerpo. En su libro Thomas el Oscuro, Maurice Blanchot argumenta que el arte habla el lenguaje de la noche, y frente a la “luminosidad totalitaria de la mirada moderna”, utiliza las poéticas de la ceguera para ubicarse a contra-luz y promover contenidos que desborden lo visible.1 Esta muestra es una serie de “encarnaciones” e “inmersiones” que utilizan la sensorialidad como herramienta principal de interpretación de varios tipos de lenguajes sensibles. La “desolidificación” de la obra a través de nuestro cuerpo sostiene la transformación del objeto visible y su integración a nuestro cuerpo como dispositivo transcendental. La muestra es un espacio atmosférico donde las diferentes piezas tienen relaciones afectivas entre ellas y potencian este tipo de encuentros con la audiencia. El ambiente siente, reacciona y ofrece de sí.
El sol, como metáfora de la mirada ilustrada, funciona como el más abstracto de los objetos, ya que es imposible mirarlo fijamente. También alude simbólicamente a una elevación de mente y espíritu ya que permite que la vista racional exista y defina al mundo. Al mismo tiempo, el sol enmarca una de las paradojas más importantes, nos permite ver nuestro alrededor, pero al observarlo fijamente, nos cega. Mirar prolongadamente su calor, implica una suerte de locura. El sol es luz, sin embargo, también es combustión y destrucción. El escritor Georges Bataille lo describe como nada más que “pura radiación, una gigantesca pérdida de calor y luz, llamas, y explosión”.
1 Rosalind Krauss, “Antivision”, October, 36, 1986, pp. 147-154.
Romance Conceptual narra lo que sucede con el arte después del “ocaso”, cuando la luz explícita del día cede, y el entorno se convierte en un lugar sutil, opaco, profundo. La luna, única fuente de luz pictórica que alumbra los paisajes nocturnos, revela sentimientos y afectos que se intensifican no ante el ojo, sino ante el resto de nuestro cuerpo. Esta muestra evidencia también saberes que han permanecido en “la oscuridad” y que han sido en su mayoría manejados por mujeres, por ejemplo conocimientos en alquimia y herbolaria. La luna conceptualiza la intuición, la magia y la imaginación, encarnando la misma situación femenina surrealista.
Cada obra en la muestra es un “momento” o “manifestación” que desde su materialidad hasta su simbolismo exploran al arte en su deseo de permanencia eterna, pero su papel finalmente transformador y significativo recae en su temporalidad. Romance Conceptual nos invita a aplicar el poder de nuestra propia percepción para extraer las cualidades simbólicas de cada pieza.
“El alma tiene que transpirar hasta la evaporación”
Texto por Martina Miño Perez