‘ruinas’ de Abigail Cárdenas en Q Galería

La obra de Abi es como un acto de resistencia a la adultez que se siente extrañamente maduro. La conciencia de crecer está acompañada por una obstinada mirada que elige seguir viendo. El cuerpo adulto, torpe, ahora incontenible, se contorsiona para caber en los espacios que alguna vez ocupó. El mar que se lo tragaba hoy le llega a las rodillas y sus manos crecidas le dificultan agarrar lo delicado sin destruirlo. 

Cuerpo rebosante que vuelve al juego, a la expedición; cuerpo desbordado que no sólo habita sino que es habitado. Tórax-montaña/cumbre, dedo-vestigio, lágrima-lago, brazo-cordillera.

En ‘ruinas’, Abi transpone/trasplanta lo cotidiano de la niñez a un vacío nostálgico que se derrama en la galería en forma de pintura, escultura y boceto. Abstiene las composiciones de un sentido de localidad y tiempo, y nos envuelve en un ambiente natural dilatado que, en el ejercicio de expandirse, se despoja de su sitio/detalle; en un espacio liminal al que el cuerpo y la mente regresan constantemente en el tránsito incómodo y montañoso de crecer.

Abi me cuenta que se siente acompañada, que los cuerpos/personajes están presentes y que en el trazo expandido se auto-descubre, gatea, juega, repara, construye y dibuja. El formato-ilustración de Abi se crece y se desborda como esos cuerpos que ahora habitan con nosotros el espacio-galería. Esta exploración de escala y soltura se asemeja a una infancia no domesticada, salvaje y que conscientemente elige excederse.

El crecer, entonces, se llevó consigo al cuerpo pero no la totalidad de la mirada. El instinto primitivo de observar y la mirada nostálgica renuente a dejar de mirar cómo miraba, se despliegan en el ejercicio fragmentario de reconocerse niñx-adultx-bestia/animal; en la insistencia de continuar recolectando picadas de mosquito, moretones y raspones de rodilla en la carne aún tierna y desnuda.

Texto: Micaela Koenig

 

Sobre la artista

Abigail Cárdenas (Ecuador, 1996)
Artista visual e ilustradora graduada de la carrera de Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco de Quito. Como artista emergente, ha participado en laboratorios artísticos y muestras colectivas e individuales. Ha colaborado con la casa editorial Herring Publishers México (Querétaro, 2018), Recodo press (2023). Ha participado en exposiciones colectivas como Órdenes Simbólicos (No Lugar,2019), Habitual (No Lugar, 2019) y La isla de vapor (Khora,2020), Después  del pensamiento, el mar(2022). Desde su exploración, mantiene el dibujo y la escultura y la ilustración como herramientas que ayudan a sintetizar sus procesos de creación. Así, el dibujo diario figura como lenguaje que traduce desde la cotidianidad con el fin de hurgar personajes y descubrir narrativas que cuestionan nociones establecidas de identidad y lo personal. Desde el 2019, trabaja en diseño e ilustración colaborando con el estudio de diseño y branding Lunalunares.

Vive y trabaja en Quito, Ecuador.